Luego de la muerte del juez conservador Antonio Scalia, Obama intentó completar esa vacante con Merrick Garland, de perfil más moderado. Pero el ala republicana del Senado, institución que debía tratar su postulación, jamás avanzó, quizás esperando el cambio de presidente. Así las cosas, el presidente Trump está buscando completar ese trámite, pero con otro postulante: Neil Gorsuch, un joven juez muy conservador y partidario de la pena de muerte.
La nominación de Gorsuch ofrece a los demócratas la posibilidad de tomar revancha del desplante que los republicanos del Senado hicieron al expresidente Obama, y replicar el accionar de negarse a tratar la postulación.
Al margen de esta disputa política, la nominación de Gorsuch dio lugar a nuevas protestas en Washington, en rechazo al perfil ultraconservador del juez designado.