Nicolás Maduro, lejos de mostrarse conciliador con la oposición y la comunidad internacional, redobla los esfuerzos por demostrar que Venezuela marchará a su ritmo, por las buenas o por las malas.
Si bien el enriquecimiento militar fue una política de estado constante durante el chavismo, lo cierto es que en tiempos en los que Venezuela atraviesa la crisis económica y social más relevante de las últimas décadas resulta extraño que su presidente privilegie el gasto militar por sobre el social. Maduro, con Rusia y China como máximos proveedores, continúa reforzándose para enfrentar, según él, al enemigo que quiere terminar con la revolución bolivariana iniciada por su predecesor y mentor, Hugo Chávez.
Para demostrarle a sus opositores locales y externos que está preparado para defender hasta las últimas consecuencias a su régimen, y al mejor estilo China o Corea del Norte, regularmente organiza despliegues de fuerzas militares. El próximo, el 14 de enero. Hoy, Venezuela es el quinto país de América Latina en cuanto a poderío armamentístico.
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