A razón de uno por semana, Brasil no deja de sumar escándalos. Esta vez fue el turno de Renan Calheiros, presidente del Senado y figura clave de los últimos años de la política interna de Brasil, a quien se lo acusa de haber desviado fondos públicos para hacer frente al mantenimiento de una hija extramatrimonial.
El Supremo Tribunal Federal, máxima institución de la justicia brasileña, encontró elementos para abrirle a Calheiros una acción penal por malversación de fondos públicos. Si bien esta decisión no obliga al senador a renunciar a su banca, y desde ya su culpabilidad no está confirmada, sin dudas pone es una situación muy delicada a uno de las piezas más importantes del juego político local de las últimas décadas.
La acusación, si bien originalmente es de 2007, se reflota en un momento institucional muy delicado de Brasil, luego de la destitución de Dilma Rousseff y de la renuncia de varios ministros de Temer, todos vinculados a casos de corrupción.
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