La escalada de tensiones en Oriente Medio continúa acumulándose, enfrentando de forma directa a Arabia Saudita, Irán y sus respectivos aliados en la región.
Luego de la renuncia del primer ministro libanés Saad Hariri desde Arabia Saudita, y la acusación por parte del príncipe saudí Mohammed bin Salman de que Irán había cometido una “agresión militar directa” al suministrar misiles a los rebeldes hutíes en Yemen –que Riad enfrenta-, ahora el gobierno saudita pidió a sus ciudadanos que abandonaran Líbano y les aconsejó que no viajen allí en el futuro.
El temor de los sauditas es que el grupo islamista chiíta Hezbollah –aliado a Irán- tome represalias contra sus ciudadanos residentes o visitantes del Líbano, donde la milicia islamista tiene un dominio político y militar abrumador. Vale recordar que el grupo chiíta Hezbollah acusó el domingo a Arabia Saudita de obligar al primer ministro libanés Saad al-Hariri a renunciar, aunque pidió calma en un esfuerzo por contener la crisis política desencadenada por su renuncia.
Hassan Nasrallah, el líder de Hezbolá respaldado por Irán, dijo que no debería haber una escalada política en respuesta a la declaración de Hariri el sábado, que se hizo desde Arabia Saudita y fue una sorpresa incluso para sus ayudantes. Hariri, en un discurso televisado, había dicho que conocía de un plan para matarlo, y acusó a Hezbollah y sus partidarios iraníes de sembrar conflictos en el mundo árabe y estar detrás del plan magnicida.
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