El Kremlin, a través de su ministerio de Defensa, está tratando de confirmar si en el ataque producido el último 28 de mayo en Raqqa contra un cónclave del Consejo Militar de Estado Islámico asesinaron el líder de Estado Islámico, Abú Bakr al Baghdadi.
En dicho ataque, a cargo de cazas Sujói Su-35 y Su-34 de la Fuerza Aérea rusa, murieron varias decenas de altos mandos de EI y varios centenares de milicianos, todos participantes del cónclave. La importancia de la reunión hace pensar en que allí pudo haber estado al Baghdadi, y es lo que ahora el gobierno de Putin intenta confirmar.
De ser así, sería un golpe fuerte para el grupo terrorista, no solo por lo que sería la muerte de su líder, sino porque en el ataque habrían muerto varias autoridades. Sin embargo, de ninguna manera implicaría el cese de hostilidades por parte de EI, que ha logrado implantar su guerra en muchos seguidores en todo el mundo. Para Putin y Rusia sería un gran logro, que podría presentar ante el mundo como un aporte de gran importancia en el combate contra el terrorismo, sobre todo considerando su disputa de poder con Trump y Estados Unidos.