La reunión entre los ministros de relaciones exteriores Lavrov y Tillerson, en Moscú, no podría haber sido más oportuna. El ataque del último viernes de Estados Unidos a Siria con misiles Tomahawk puso máxima tensión en la relación entre Rusia y Estados Unidos.
Tillerson deberá hacer frente a los cuestionamientos de su par ruso por lo ocurrido, y fundamentalmente a que posicionara a Estados Unidos al margen del marco legal internacional tras acusarlo públicamente de no respetar lo establecido por Naciones Unidas. Por su parte, el estadounidense aseguró que espera que el encuentro » contribuya a un diálogo abierto para que podamos abordar todos los temas», en referencia solapada al estrecho vínculo entre Putin y Al Asad, a quien el gobierno de Donald Trump considera un dictador.