Donald Trump no para de coleccionar contratiempos y frenos a sus iniciativas principales: el veto migratorio, en sus dos versiones, se encontró con un revés judicial y la reforma sanitaria no pasó las gestiones preliminares entre los propios legisladores republicanos. Así las cosas, y probablemente para ganar algo de liderazgo, el presidente estadounidense decidió ponerse al frente de la lucha contra el terrorismo internacional.
El presidente estadounidense ejecutará acciones concretas en el campo de batalla para terminar con Estado Islámico. Concretamente dispondrá mayor presencia de fuerzas militares en Raqqa y Mosul, dos bastiones hoy en juego con ISIS. También buscará combatir a Al Qaeda en Somalia, con 300 militares. Finalmente, tendrá un mayor involucramiento en el conflicto en Yemen, donde Trump realizó su primera incursión bélica en el exterior durante enero.
Con esta estrategia, Trump intenta ganar liderazgo en el campo internacional, pero olvida que perderá aún más adeptos en el ámbito local: sus votantes son mayoritariamente partidarios de que Estados Unidos no se involucre en estas misiones que representan un gasto muy elevado para el erario público.
Leer más: El Mundo / The Washington Post.