Puede que el triunfo incluso lo haya sorprendido al mismo Donald Trump. Al menos los problemas para formar equipo que enfrenta hoy quien será desde el 20 de enero el presidente de Estados Unidos confirman que no había demasiada organización interna con miras al futuro y que todo se concentraba en el candidato y en ganar la elección.
Si bien ha confirmado algunas designaciones, como la de Reince Priebus al frente del gabinete de ministros, Donald Trump está encontrando dificultades para confirmar a otros miembros de su equipo de colaboradores. Y esto, más allá de los nombres que van y vienen, muestra a las claras que la tormenta intra partido Republicano que acompañó al magnate durante toda la campaña no ha pasado. Por ejemplo, Mike Rogers, asesor en seguridad interna durante la campaña, prefirió no participar del gobierno, al menos activamente. Lo mismo sucedió con Ben Carson, candidato del partido durante la interna.
Suena extraño, porque una interminable fila de profesionales estarían deseosos de participar del gobierno de la mayor potencia del mundo. Sin embargo, parece que el fenómeno Trump y todo lo que él representa sigue siendo un escollo para que especialistas prestigiosos, con vasta experiencia en la función pública, se sumen a su equipo.
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