Donald Trump no asumió, pero lógicamente ya ostenta la influencia de un presidente que está en funciones. Así se lo hizo notar a los legisladores de su propio partido, los republicanos, al forzarlos a dar marcha atrás con el plan de restringir el poder de la Oficina Ética del Congreso.
Los legisladores proponían que pasara a llamarse Oficina de Revisión de Quejas, y a ubicarla en el área de control del Comité de Ética de la cámara baja. La medida claramente limitaba la independencia del organismo. Cuando el plan estaba muy encaminado, Donald Trump decidió hablar a través de su medio preferido, su cuenta de Twitter, para cuestionar el accionar de sus compañeros republicanos. Si bien el cuestionamiento de Trump no apuntó a la pérdida de independencia del organismo sino a la excesiva prioridad que le habían dado los legisladores al tema, los republicanos decidieron retirar el plan.
Trump gana así el primer partido contra sus propios congresistas, aún antes de asumir. Sin dudas, este vínculo deparará muchos episodios similares, en los que quedarán evidenciadas las fuertes diferencias que aún hoy, con Trump próximo a tomar el mando, mantienen el próximo presidente de Estados Unidos y el partido Republicano, al cual representa.
En otro orden de cosas, Paul Ryan fue ratificado como presidente de la cámara de Representantes. Ryan, un tanto crítico de Trump durante la campaña, logró el visto bueno del próximo presidente ya en noviembre, ni bien ganó la elección.
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