Probablemente una de las ideas más fuertes de Donald Trump a la hora de promocionarse como el conductor del barco que haría a “America great again” haya sido la de revivir a la industria nacional, para generar puestos de trabajo y aumentar el consumo.
En esta línea, el próximamente ex magnate sugirió la posibilidad de dar beneficios impositivos para empresas que se radiquen en Estados Unidos y amenazó con imponer un impuesto del 35% a todas aquellas empresas estadounidense que decidan instalarse en el exterior para luego vender sus productos a Estados Unidos. Desde ya, como sucede con todo lo que involucra a Trump, rápidamente se disparó la polémica, incluso desde el mismo partido Republicano. El mayor cuestionamiento a la medida es la amenaza de que otros países del mundo podrían hacer algo similar, que atente contra Estados Unidos.
Esta polémica se da luego de que Trump anunciara días atrás que había convencido a las autoridades de Carrier, la empresa de aire acondicionado, de no llevar su nueva planta a México e instalarla en Indiana.
Si bien todavía no asumió, ya se van viendo algunas medidas de Trump, que permiten imaginar lo que sucederá luego del 20 de enero en materia de comercio internacional. Tratándose de la mayor economía del mundo, que Estados Unidos se vuelva más proteccionista pateará el tablero del comercio mundial.
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