La injerencia de hackers rusos en las elecciones estadounidenses es la gran pesadilla de Donald Trump. Lo que en su momento lo benefició, hoy no deja de atormentarlo. Mientras él y todo su equipo intentan deslindar responsabilidades y desmentir connivencia con el Kremlin, una noticia publicada por The New York Times lo deja expuesto como nunca antes: su hijo mayor, Donald Trump Jr. estaba al tanto desde junio de 2016 de la intención rusa de influir en la elección.
En primer lugar, fue notificado de la situación mediante un e-mail enviado por una abogada rusa, Natalia Veslenitskaya. Y luego, accedió a reunirse con Veslenitskaya, para interiorizarse de la situación. Si bien él siempre negó esta versión, en los últimos días empezó a aceptarla, aunque asegurando que desconocía con quién iba a reunirse y descartando que el tema del encuentro estuviera relacionado con las elecciones.
El sentido común indica que las probabilidades de que su padre, Donald Trump, no estuviera al tanto de la situación son nulas. De esta manera, el factor Rusia le propina a Trump un nuevo golpe, casi como si todo estuviera planeado, y lo deja en una situación extremadamente delicada a nivel local.
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