Donald Trump eligió que su primer viaje al exterior fuera a uno de los históricos aliados de Estados Unidos: Arabia Saudita. Y en su visita, aprovechó para hablar al mundo islámico para pedirles ayuda para terminar con el extremismo violento, en un claro mensaje conciliador con el credo islámico, que marca las diferencias entre el terrorismo y el islam como credo.
Trump afirmó que la lucha contra el terrorismo es el combate entre “el bien y el mal”, sin importar las religiones. «El objetivo es una coalición de naciones que compartan la misma meta de erradicar el extremismo y de proporcionar a nuestros niños un futuro esperanzador», aseguró Trump.
Con estas palabras, y con la próxima visita a territorios palestinos, Trump busca mostrarse más comprensivo con el mundo musulmán, luego de declaraciones fuertes durante la campaña presidencial y del veto migratorio impulsado en sus primeros días de gobierno.
Trump demuestra una vez más que la política internacional es el ámbito en el que se siente más cómodo, justo cuando los escándalos internos generados por el Rusiagate lo azotan sin cesar.
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