El presidente de EE.UU. Donald Trump anunció este miércoles algo que ya se esperaba: el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel. Según el mandatario se trata del “reconocimiento de una realidad” y el cumplimiento de una promesa de campaña, e indicó al Departamento de Estado que comience la mudanza de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén.
Trump dijo que “Jerusalén es hoy y debe seguir siendo un lugar donde los judíos rezan, donde los cristianos pueden hacer el viacrucis, donde los musulmanes tienen su mezquita. Sin embargo no se ha reconocido a Jerusalén como la capital de Israel, pero en el día de hoy finalmente lo reconocemos”, afirmó.
“Queremos un acuerdo que sea bueno para los israelíes y bueno para los palestinos. No estamos tomando ninguna posición acerca de cuál debe ser el estatus final de los temas, incluyendo las fronteras específicas de la soberanía israelí en Jerusalén o la resolución sobre las fronteras disputadas”, apuntó.
La decisión fue tomada con algunos sectores internos del Departamento de Estado en contra y altos funcionarios ya dijeron que volverá a firmar una prórroga para mantener la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv por el momento, pues estiman que pasarán años antes de que se pueda abrir una nueva embajada en Jerusalén.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dijo que “la decisión refleja el compromiso del presidente con una verdad antigua pero duradera, con el cumplimiento de sus promesas y el avance de la paz”. Además, llamó todos los que “buscan la paz a que se unan a EE.UU. al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y mover sus embajadas aquí”.
Sin embargo, figuras como el Papa y el presidente de Turquía ya se habían pronunciado sobre la esperada noticia rechazando la declaración e instando al presidente Trump a no hacerla. El Kremlin en Rusia también expresó su preocupación. También lo hicieron la Unión Europea, China, Arabia Saudita y la mayoría de la comunidad internacional.
Vale recordar que la parte este de Jerusalén, ocupada y anexada por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967, es reclamada por los palestinos como la capital de su futuro Estado. Los israelíes, por su parte, la llaman su “capital indivisible”. La decisión de Trump viene atraer un nuevo escollo para el proceso de paz, y aumenta las tensiones en una región donde la calma parece una utopía eterna.
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